domingo, 18 de marzo de 2007

Rutina...(quealfinalparecequenoes)


"Y lo tuvieron todo,
pero no llegaron más allá
de aquella esperanza,
quedándose estatuas de una plaza
removida por el otoño de las ráfagas,
en esta gotera interminable
por la cual se nos están yendo
y vaciando los años,
y lo que es peor,
la vida, el coraje y el asombro"

Feña Torres

Llegamos tipo 10 pm al departamento, a veces abrimos la ventana y miramos la gente del frente en ese mosaico de luces encendidas y apagadas, esperando que lleguen los de siempre y a veces los invitados que en las últimas veces no han faltado y que de alguna u otra forma hacen que la cosa sea un poco distinta. Después de conversar un rato sacamos los envases del balcón y la bolsita del pan de la cocina y partimos rumbo al botillero trasandino que ya es nuestro socioamigocasihermano, no sin antes haber cruzado la plaza describiendo el mismo camino todos los fines de semana (en diagonal), pasando los juegos y los bancos y el semáforo de la esquina que siempre nos pilla en rojo y nos hace meditar las luces de los autos en silencio. Al fin llegamos al departamento, luego de saludar al conserje (que está ahí de planta los turnos de noche), tomamos el ascensor y después de apretar el 6 ya todos sabemos que nos hemos condenado a otra noche de música, cervezas, pis (a cada rato), reflexiones que nos llevan siempre a ellas, fasos, jamming, risas, a veces llantos (secos), vasos vacíos, a medio llenar y llenos, recuerdos de estos años que han pasado como estrella fugaz, abrazos, sentadas en el borde del balcón que desafían la gravedad, luces que se van apagando, gargantas que se van cerrando y bueno infinitas cosas que siempre están ahí y habrá que verlas para contarlas y que resulta un poco injusto enumerarlas porque no son como los números, en lo absoluto. Y hace un rato que nos dimos cuenta de que siempre es lo mismo, pero no siempre es lo mismo. Sé que suena inmediatamente contradictorio, pero el motivo de escribir esto era tratar de explicar que nuestra rutina de fines de semana no lo es...sé que ya no lo logré con el solo hecho de contradecirme, pero si nos dimos cuenta espontáneamente fue porque tal vez, a pesar de que siempre hacemos lo mismo, siempre todo tiene un resultado diferente, y lo peor de todo es que nos estamos dando cuenta de que cada vez nos quedan menos fines de semana para tirar de esta ruleta, que cada vez estamos más cerca del final de esta historia que por supuesto no estamos preparados para enfrentar, un final que se viene a pasos agigantados y que pensamos omitiendo los comentarios que se ven en los ojos de cada uno de los invitados, un final que nadie quiere, no porque nos creamos niños ni mucho menos y no queramos crecer, sino porque sabemos que es un final que no tiene esquina para darle la vuelta y tratar de echarle un ojo a lo que viene...y es por eso que cada fin de semana, por monótono que parezca, terminamos en el balcón, mirando la ciudad y sus luces en mosaico, escuchando esas canciones que nos hacen pensar en ellas aunque ellas no piensen en nosotros, siguiendo un camino recto de acá a fin de año, donde nos espera quizá qué cosa...quizá qué vida y quizá qué rutina por el resto de nuestros días...Al final parece que la vida es una rutina llena de matices que la hacen soportable, esos matices se llaman...

1 comentario:

René García & Los Vecinos Antropófagos dijo...

algun dia alguien me dijo... ya decidimos no volver a invitarte pues nunca ibai.

Ahora ya nunca iré porque nunca me invitan.