jueves, 30 de noviembre de 2006

Tío Julio…

Y a pesar de todo sigo aquí, apretando la pasta de dientes desde el fondo, recogiendo los diarios abandonados de otra gente, golpeando las puertas como actriz de tournées de provincias, llorando cada vez que pienso en un pato lleno de hormigas o en esos golfos del Estrecho de Magallanes donde no entra nadie, nunca; no ajeno a mi realidad de terreno baldío y fondo de cacerola, haciendo todo lo que justamente Tío Julio me sugirió que no hiciera…no sé por qué hoy me acordé de Tío Julio, ¿será porque me acordé de la fecha de mi cumpleaños que por un azar que no busco comprender coincide con el cumpleaños de Juan Ángel y el de Tío Julio a la vez?, ¿o quizás porque siempre acudo a él cuando necesito algún consejo plasmado en algún personaje de esos cuentos que me hacían reír al principio y llorar al final como cuando ella se ahoga en el río?

La verdad es que no lo sé, pero de todas formas reencontrarme con él siempre es una grata sorpresa, aunque lamentablemente pase mucho tiempo antes de llegar a dejar de leer instrucciones para hacer cosas tan simples como dar cuerda a un reloj o subir una escalera (sin equivocarme por supuesto, no es la idea…)

Debe ser porque recaigo, recaigo seguido con cada cosa que hago, pienso o intento, recaigo cada vez que recuerdo…es un asunto que es inherente e inevitable para mí, y al final siempre termino como flor amarilla en un paradero de buses o como el barro después de la rayuela…

Una lástima.

3 comentarios:

René García & Los Vecinos Antropófagos dijo...

eso lo escribiste vos?
sólido, vieja...
creo ke ya está dicho todo... no hay mucho más por escribir.
Eres como Cortázar, pero sin acromegalia... jajajaja.

ARUCh dijo...

pero, es como que tienes razón poroto, cuantos cortazar querés, un cortazar, dos cortazar, los tenés acá boludo!!

onihcocin dijo...

Puta que escribís lindo Carlos...
Un besito en la tulita.